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Cuando hemos tocado fondo...


Hay momentos, en nuestras vidas, en los cuales perdemos todo. Puede que sea la quiebra de nuestra empresa, el empleo de muchos años, puede ser un divorcio, puede ser un cambio en la economía, puede ser una guerra, puede ser un crimen, puede ser una enfermedad o incluso una muerte. 
Esos momentos pueden causarnos pánico y recelo sobre el futuro. Desafortunadamente, la mayoría de las personas aprendemos sobre las lágrimas de la amargura, pero no sobre cómo usar esas lágrimas para volvernos mejores personas, día tras día; nos dijeron sobre la soledad de la pérdida, sin jamás acordarse de la importancia de que, cuando estemos solos, nos detengamos para reflexionar sobre lo que debemos cambiar, para que las pérdidas no se repitan.

Recuerda, querido amigo, no existe el fracaso, como tal. Existen las nuevas oportunidades y existen los avisos de que algo hay que cambiar.

Por más dolor que sientas, todo eso por lo cual estás pasando es una dolorosa percepción. Una evaluación de la realidad con base en el desastre. Tu dolor es muy real, pero es necesario comprender que el dolor necesita ser contenido, para que podamos pensar y actuar, para colocar nuestra vida en el carril nuevamente.

Por eso, cuando estés caído en el fondo del pozo, descansa un poco y mira a tu alrededor. Duerme, si es preciso. Llora, si es preciso. Pero, después de algún tiempo, sal de allí. No verás nada; por algunos momentos, estará oscuro y te sentirás perdido. Eso es natural. Pero, vamos a buscar lo que también es natural: es natural que tú, habiendo tropezado con uno de los puntos bajos de tu vida, solamente necesites hacer un movimiento y ya estarás más próximo de la salida.

Puede ser que tardes y que tengas que "resbalar" mucho, pero echarle la culpa a una persona o situación no va a sacarte a ti, o a tus sueños, del fondo del pozo. Solamente la acción puede generar resultados.



Hay una palabra muy usada en medicina que quizá sea una de las más bellas del mundo, la RESILIENCIA, la cual es nuestra capacidad de sobreponernos a períodos de dolor emocional y situaciones adversas. Esa capacidad existe en tí, está dentro de ti. Haz uso de ella.
Acuérdate de que la ventaja de estar en el fondo del pozo, es que cualquier movimiento nos lleva hacia arriba.

Aférrate a Dios, a la vida, a tu Ser, a las cosas espirituales. Busca la salida, levántate y recomienza el camino. Mientras más pronto, mejor.

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