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Cuando las cosas no salen bien...

El mundo en el que vivimos pasa mayormente dentro de nuestra mente.

El mundo no es lo que vemos, sino cómo lo vemos. Podemos ver gente caminando por todas partes, personas que son nuestros parientes, hijos, hermanos, esposo, esposa, tios, abuelos, etc, plantas, flores, cielo y tierra, pero ya desde la determinación del lenguaje algo nos separa de la realidad objetiva para situarnos en la realidad íntima, subjetiva, propia.

Sólo nosotros sabemos qué significa esto o lo otro para nosotros mismos en determinados momentos.

Reconocemos al otro y a lo que está allí, más allá de nuestro cuerpo, no por lo que es, sino por lo que creemos que es. Es en ese momento cuando la palabra se une al sentimiento y provocan en nosotros, estados emotivos diversos.

Por eso la vida es algo más que simple vida. Es lo que vemos de la vida y es la vida que le damos cuando lo vemos. Cuando algo entra en contacto con nuestras percepciones, se instala dentro nuestro una nueva forma, un nuevo color, un nuevo objeto que crea una forma de pensamiento y una nueva forma de pensarlo. A partir de entonces algo ha cambiado en nosotros.

El mundo ya no es el mismo después. Así ha pasado siempre, desde que el hombre empezó a andar sobre la tierra, y la tierra ya no fue la misma, y el hombre nunca más fue el mismo.

Cuando las cosas no están bien en nuestros mundos cotidianos debemos recordar que no sólo hay allí pensamientos de otros sino que también nuestro pensamiento está presente denominando a la situación, para bien o para mal. Ese es el comienzo de una responsabilidad sobre las cosas que nos rodean y sobre nosotros mismos.

Pueden pasar muchas cosas terribles en el mundo y el mundo seguirá su marcha, pero seguramente algo se detiene independientemente del mundo, algo que es nuestro, propio, individual y colectivo, eso es el pensamiento. Y cuando el pensamiento se detiene, lo mejor que puede hacer es reflejar en sí mismo lo pensado y lo actuado con anterioridad.

Uno puede pedir al gobierno, a las autoridades, a Dios, todo aquello que nos alivie y nos devuelva el estado de paz y armonía que deseamos, pero si todos tomáramos conciencia de que lo que pedimos está dentro nuestro antes de haberse instalado afuera, las cosas serían distintas.

El mundo fue hecho y sigue su andar en el universo relativo, pero lo que hagamos con el mundo entero en el futuro dependerá más que nada de lo hacemos hoy con nuestro mundo cotidiano, desde lo pensado hasta lo actuado en cada minuto de tiempo dispensado por la vida misma.

Migel Angel Arcel

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Muy buena reflexion pero debe tener cuidado con lo que dices en laparte de "todo aquello y mencionas a Dios como algo extra Dios es l creador deberias respetarlo el esta sobre todas las cosas.
Dios te bendiga.

Anónimo dijo...

Lastima que en ese comentario el Dios de Dioses no es ni mencionado jesucristo es nuestro consuelo y el que. Nos da la fuerza de seguir el día día día.