Otro año mas que se va ¿que se va? Bueno, no. Tal vez es un año más que queda en nuestro interior.
Un año más en el que los recuerdos estarán por siempre esperando una mirada en algún otoño.
Un año es una marca en el tiempo,una marca que hacemos nosotros mismos para no olvidar, para volver a vivir, para guardar como se guardan todas las cosas con afecto.
Este año ha sido como siempre un año con alegrías, con tristezas, con decepciones, con amistad, con amor, con ternura, con peleas, con discusiones, con rabias, con desilusiones, con apuros, con lentitud, con muchos sueños, con infinitas ganas de cambiar, con infinitas postergaciones ante el cambio.
Un año así vale la pena recordarlo.Vale la pena recordar que fuimos felices, que fuimos algo para alguien una vez más, que dejamos de serlo cuando cambió el momento.
Vale la pena recordar que los momentos tristes nos hicieron detener, y que el tiempo detuvo su marcha aún cuando en otras oportunidades el tiempono pasaba más.
Vale la pena recordar aquellas cosas que aprendí tal vez de la manera en que no esperaba, pero¡aprendizaje al fin!
Aprendí a esperar que se cumplan promesas que nunca se cumplieron, que a pesar de saber sobre la mentira, dejé que pasara por verdad.
Aprendí que quien se vende, no siempre lo hace por dinero, sino que los intereses son siempre convertibles a favores de muchos tipos.
Aprendí que nunca es tarde para devolver o para quedar bien en el recuerdo.
Aprendí que todos crecemos cada día más y que todos somos pequeños ante aquel que se sabe un poco más grande, pero que también tendremos la oportunidad de crecer y tal vez, ese grande, se ampare algún día bajo la sombra que proyectemos.
Aprendí que un año más no se va más, que cada minuto vivido fue un minuto sentido y que cada sentido vivido, nunca será un tiempo perdido.
Este año, como todos los años tiene un corazón. Un corazón que late al mismo ritmo que la vida, y si no fuera así, entonces no caminaría por ese camino, simplemente buscaría la oportunidad devolver a empezar y de volver a vivir.
Este año, no es un año más que se va, es un año que como todos aquellos que me trajeron lágrimas y sonrisas, en éste yo también he dado una lágrima en algún momento y he provocado alguna sonrisa quizás.
Ahora sé que los años que vienen son aquellos que viven en nuestro interior, por lo tanto lo mejor será fertilizar nuestras mejores aptitudes, para que cuando llegue el momento podamos caminar serenos sin desear volver atrás, con la esperanza de que siempre se vuelve a empezar y que cada nuevo comienzo siempre es: una nueva oportunidad.
Un año más en el que los recuerdos estarán por siempre esperando una mirada en algún otoño.
Un año es una marca en el tiempo,una marca que hacemos nosotros mismos para no olvidar, para volver a vivir, para guardar como se guardan todas las cosas con afecto.
Este año ha sido como siempre un año con alegrías, con tristezas, con decepciones, con amistad, con amor, con ternura, con peleas, con discusiones, con rabias, con desilusiones, con apuros, con lentitud, con muchos sueños, con infinitas ganas de cambiar, con infinitas postergaciones ante el cambio.
Un año así vale la pena recordarlo.Vale la pena recordar que fuimos felices, que fuimos algo para alguien una vez más, que dejamos de serlo cuando cambió el momento.
Vale la pena recordar que los momentos tristes nos hicieron detener, y que el tiempo detuvo su marcha aún cuando en otras oportunidades el tiempono pasaba más.
Vale la pena recordar aquellas cosas que aprendí tal vez de la manera en que no esperaba, pero¡aprendizaje al fin!
Aprendí a esperar que se cumplan promesas que nunca se cumplieron, que a pesar de saber sobre la mentira, dejé que pasara por verdad.
Aprendí que quien se vende, no siempre lo hace por dinero, sino que los intereses son siempre convertibles a favores de muchos tipos.
Aprendí que nunca es tarde para devolver o para quedar bien en el recuerdo.
Aprendí que todos crecemos cada día más y que todos somos pequeños ante aquel que se sabe un poco más grande, pero que también tendremos la oportunidad de crecer y tal vez, ese grande, se ampare algún día bajo la sombra que proyectemos.
Aprendí que un año más no se va más, que cada minuto vivido fue un minuto sentido y que cada sentido vivido, nunca será un tiempo perdido.
Este año, como todos los años tiene un corazón. Un corazón que late al mismo ritmo que la vida, y si no fuera así, entonces no caminaría por ese camino, simplemente buscaría la oportunidad devolver a empezar y de volver a vivir.
Este año, no es un año más que se va, es un año que como todos aquellos que me trajeron lágrimas y sonrisas, en éste yo también he dado una lágrima en algún momento y he provocado alguna sonrisa quizás.
Ahora sé que los años que vienen son aquellos que viven en nuestro interior, por lo tanto lo mejor será fertilizar nuestras mejores aptitudes, para que cuando llegue el momento podamos caminar serenos sin desear volver atrás, con la esperanza de que siempre se vuelve a empezar y que cada nuevo comienzo siempre es: una nueva oportunidad.
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