¿Quién vendrá a mi vida?
Cuando la brisa juegue entre mis sonrisas
¿Quién reirá conmigo?
Cuando el otoño sople mi fuego de verano
¿Quién entibiará mis tiempos?
¿Quién, pregunto, me dirá te quiero, cuando mi corazón lo pida,
tras la fuerza de estos vientos?
A través de los años construimos imágenes para alimentar el alma, fijamos en nuestras retinas los rostros de seres que tantas veces nos ilusionaron y vivieron su tiempo a nuestro lado.
Sentimos latir el corazón con ansias cuando estamos con la persona amada, pero con el tiempo descubrimos que también debemos aprender a vivir con nuestra infatigable soledad, una soledad que nos acompaña desde siempre y por la cual escapamos a la sensación de vacío que produce el saber que alguien ya no nos ama como ayer, o que alguien se fue del mundo y su presencia no entibia nuestros días, que sus sonrisas no alegran ya los momentos..
...y nos quedamos solos, mirando un tiempo pasado, sin remedio. Entonces es momento de entregarle a Dios el tesoro acumulado y aprender a reconstruirnos con la experiencia y la fuerza que nos da la vida nuevamente.
Las esperanzas son las estrellas del alma. Dejarlas brillar en nuestro cielo interno es una guía, una orientación en el camino. No pierdas las esperanzas de un tiempo mejor, de una pareja feliz, o de lograr aquellas cosas que tantas veces acariciaste en el silencio de tu habitación, porque de ilusiones también se vive, de ilusiones también nos alimentamos. .. y aprendemos a vivir caminando senderos luminosos y aprendemos a ser luz en el destino.
Vive la vida hoy, no dejes para mañana lo que deseaste ayer, porque una larga caminata empieza con un solo paso. Decídete y vuelve andar.
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