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Un observar diferente



La mente funciona mecánicamente desde la memoria, sin memoria no es posible la existencia dentro de lo que consideramos una vida “normal”. Todo nuestro mundo de relación depende de la experiencia que se transforma en conocimiento registrado en forma de memoria. ¿Puede la mente actuar desde la memoria solamente en aquellos casos que es necesario, como: acumular conocimiento al estudiar una carrera profesional, reconocer las personas con las que interactuamos, conocer las calles y direcciones de nuestra ciudad, etc.?.

Sin embargo, en el cotidiano vivir ¿Podemos no registrar aquellos eventos que nos causen heridas psicológicas o resentimientos como un insulto o un desaire? No es fácil no registrar ya que nuestro cerebro esta condicionado o programado para hacerlo. Desde pequeños se nos educa para crearnos una imagen, imagen que poco a poco formamos y dependemos de ella al extremo que podemos derramar sangre en su defensa. Creemos que esa imagen nos brinda la seguridad que siempre estamos buscando ya sea en forma de respetabilidad, honorabilidad, aceptación social, prestigio académico o político, etc.

Pero la imagen en sí misma lleva el ingrediente de miedo; miedo a no ser reconocido o aceptado, miedo a la critica o miedo a ser expulsado. En la medida que esa imagen coge forma perdemos la inocencia de una mente sana, fresca y expuesta a la indefensión ante la vida.

Nuestras mentes están cargadas de innumerables imágenes, siempre que reconocemos algo lo capturamos automáticamente a través de una imagen y al volverlo a ver lo miramos a través de esa imagen. Por la mañana cuando despertamos y miramos a nuestra esposa (o) nunca la vemos ya que lo que vemos son las imágenes que hemos creado de ella a través de tantos días y años que hemos convivido juntos. Imágenes que se han originado de situaciones o experiencias placenteras y otras no tan placenteras, resentimientos, agravios, criticas, ansiedades y demás.

Todo esto da origen a los prejuicios y a la desconfianza o en su defecto también a la confianza. Entonces podemos ver un árbol sin pensar en su nombre con que se le conoce y sin discurrir con el conocimiento botánico que podamos tener de el; veamos un roble sin que la mente evoque su nombre o diga que frondoso esta, veamos la luna llena en el cielo claro sin pensar que “hermosa es o que brillante esta” sólo el acto de ver.

La imagen es la palabra o el símbolo que condiciona nuestro cerebro a pensar de una forma particular, sin la palabra el cerebro no sabe que hacer, obviamente el fundamento del conocimiento es la palabra, siendo esta la diferencia que existe entre el humano y el resto de los animales. ¿Podrá el cerebro que es un órgano que todo el tiempo se mantiene activo desacelerarse y dejar de pensar y solamente quedarse con las funciones bioquímicas y nerviosas que mantienen vivo el cuerpo?

Es como cuando vemos un abanico que gira a gran velocidad no podemos ver sus aspas; sin embargo, si reducimos su velocidad poco a poco iremos viendo una a una sus aspas. La atención sin ninguna dirección y propósito es elemental para reducir esa velocidad en la generación de imágenes y pensamientos.

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