Quien se aparta de la colmena por el miedo que le produce el aguijón de la abeja, nunca podrá disfrutar de la dulzura de su miel.
Quien aleja su mano del rosal por temor a las espinas, jamas podrá agradar a nadie con el obsequio de una bella rosa.
Quien se sienta sobre la grama acobardado ante el gran reto de la montaña, no sabra lo que es la plenitud que se goza en la cumbre.
Quien no enciende el fuego por temor a quemarse con sus llamas, se morira temblando de frió y nunca podrá alegrarse con los beneficios de su luz.
Y quien no es capaz de sufrir y sacrificarse por los demás, jamas gozará de la felicidad de amar y ser amado. ¡porque todo lo que vale la pena exige grandes sacrificios!
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