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A Traves de las heridas




"Una de las cosas que se desprende de los mitos es que, en el fondo del abismo siempre llega la voz de la salvación.
El momento más negro es aquel en el que vendrá el verdadero mensaje de transformación.
En el momento más oscuro llega la luz".
Joseph Campbell

Es una excelente elección considerar las crisis y las aflicciones como una escuela en la que podemos poner a punto nuestras almas, porque la forma en que manejamos las lecciones que la vida nos imparte determinará si finalmente alcanzamos la serenidad y la paz mental de un santo o si soportamos los demonios de la agitación, la amargura, el resentimiento y la depresión.

Las crisis es una parte del ciclo humano. Ascendemos, florecemos, damos fruto y luego, al parecer como respuesta a la ley de la gravedad, nos arqueamos, nos estancamos, descendemos y morimos en la parte de nosotros que sufre la crisis.


Los hombres y mujeres en su sabiduría saben que a la crisis le sigue el renacimiento. Cuando una parte de nosotros resulta arrasado por la alquimia de la crisis, se conciben y nacen nuevas partes de nuestro ser y nuevas posibilidades para nuestras vidas.
El trauma y la transformación van de la mano. La alegría nos bendice y el sufrimiento nos ofrece la oportunidad de convertirnos en una bendición.


Como afirma el proverbio turco: "El que guarda su pena para sí no le halla remedio alguno". La pena escondida se convierte en pena solidificada. El sufrimiento y el dolor pasan y se curan más rápidamente cuando nos ungimos con el bálsamo de las lagrimas.


Es un dato bien conocido que las lagrimas fruto del dolor, el enfado, la desesperación y el arrepentimiento contienen importantes toxinas, mientras que las que son fruto de la alegría y el sobrecogimiento, no. Al hijo de estos hallazgos, parece que las lágrimas tienen la capacidad de limpiar el cuerpo.
Yo creo que pueden limpiar también el alma.

Todos en alguna ocasión habremos sabido probablemente que necesitábamos darnos una "buena llorera". Sentimos la acumulación de energía e, intuitivamente, sabemos que podemos encontrar la liberación en la bondad de las lagrimas.

Si nos permitimos llorar, a menudo nos sentimos renovados y revitalizados.
Las lagrimas son la divina energiza de Dios que fluye a través de nosotros.


¿No seria maravilloso si pudiéramos desplazarnos al corazón de nuestros sentimientos y dejar que unas lagrimas calidad y humedad limpiaran nuestros cuerpos y ungieran nuestras almas?


"Jesús lloro" es el verso mas corto de la Biblia, puesto por separado para subrayar su relevancia, supongo ¿Quien estaba más inmerso en el rio de la gracia que él? El suyo es un buen ejemplo a seguir.


Hay una pequeña historia que sugiere que Dios guarda cada una de nuestras lágrimas, las convierte en perlas y nos las presenta cuando entramos en el cielo.
Ungirnos con lágrimas no solo nos ayuda a curarnos, sino que permite incrementar nuestro celestial cordón de perlas.


Cuando tengas unos minutos de tranquilidad, coloca tus manos sobre tu corazón e inspira las palabras "te quiero" y "deseo tu curación", mientras respiras profundamente deja que , si te vienen las lagrimas fluyan libremente. No es necesario saber a que corresponde; simplemente es importante liberarlas.


A veces la vida nos parte por la mitad, pero al curarnos, nos volvemos mas fuertes en las zonas rotas y si abrazamos todos los aspectos de las crisis, sera mas fácil para nuestras cicatrices convertirse en insignias de amor....a través de las heridas puede pasar la Luz.

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